martes, 6 de noviembre de 2012

Delivery de milanesas

Conozco un delivery que queda por acá cerca de mi casa. De esos que se merecen el mote que tienen. El que, falsa modestia , se pusieron. Pero estoy seguro de que son los verdaderos reyes de la carne al horno. Nunca había comido una carne tan sabrosa. Se corta con el tenedor, viene acompañada de unas papas firtas, pero no tradicionales. Como si fuesen españolas, pero un poco fritas sin tanta grasa. Impresionante, superlativo, sin palabras para describir esto. Hay otro que queda por la calle J B Justo que se autodenomina el rey de la torta de ricota. Pero la verdad, dudo que supere la torta de ricota de mi tía. Esa era la mejor torta de ricota. Venía con dulce de leche y unos copos de chocolate que la adornaban, que le traía mi tío que trabajaba en una empresa que los vendía al por-mayor. Que los producía, de esas empresas que fundieron en los años noventa. Conozco mucha gente que quedó en la calle en esas épocas y se las tuvo que rebuscar luego. Pero eso es otro cantar. Volvamos a la torta de ricota o al rey de la carne al horno que es más interesante. ¿Hay rey de la milanesa? Es que una buena milanesa a la napolitana no puede competir contra nada, porque gana por robo. Sería como preguntar si alguien puede vencer a Messi en un mano a mano. Nadie, imposible. La milanesa a la napolitana es como el diez de la comida. Es como el David Beckam de los tiros libres. Es una comida que no tiene igual. ¿Será de verdad de Napoles? O le habrán puesto así por otra cosa. El otro día me enteré de que las empanaditas chinas no llevan carne, digo la empanaditas chinas reales, sino que fueron adaptadas de esa manera al llegar a la Argentina. Sí asombroso, ya no se puede confiar en nada.